La historia socio cultural del departamento de Santander, ha sido hasta los últimos años, un desamparado episodio en la memoria colectiva de sus habitantes y un terreno casi inexplorado para conocimiento del país. Ha sido hasta el momento, de total desconocimiento el basto número de antecedentes que ubican a su capital Bucaramanga, como uno de los más importantes epicentros culturales en Colombia, que desde la primera década del siglo XX, influye para los años siguientes en el campo de la actividad fílmica; especialmente por su abierta recepción a la entrada del cine y el valioso apoyo a la socialización, educación y conocimiento de lo que entonces significara un nuevo despliegue de imágenes silentes, con las que los bumangueses se acercaron a la experiencia audiovisual y al mundo.
Para finales del siglo XIX principios del XX, en la ciudad de Bucaramanga, se había conseguido conformar un espacio para la proyección de cine silente y fue allí donde se produjo el primero de los más importantes acontecimientos en materia. El Coliseo Teatro Peralta, construido en 1893, recibía en estreno la llegada del vitascopio de Edison el 26 de agosto de 1897 y pasaba a ser el punto de encuentro para la diversión y el arte acogiendo en su interior a público de toda clase social y económica.
Para aquella época, el cine se abría lugar entre las demás tendencias artísticas y deportivas, y llegaba para asentarse como un temible sin rival, al que incluso se le atribuían distintos males desde el aspecto emocional y social hasta el físico. La lucha iniciaba y los detractores de los aparatos, de la novedad y de la oscuridad daban sus primeras batallas, utilizando los periódicos y la chismografía como herramientas para el debate.
Pero, en medio de la controversia, se fue expandiendo el número de proyecciones y las distintas compañías de cinematógrafo que también llegaban a la ciudad, insistieron en la coquetería del cine al pueblo, hasta conseguir que la gente acudiera masivamente a las proyecciones en algún parque de la ciudad, y de algún modo los mitos se fueran desvaneciendo.
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